10 datos del amor en tu cerebro | Innovación Libre

El amor es en realidad un hábito que se forma a partir del deseo sexual / Créditos:Getty Images
Para tenerlo más claro te traemos 10 datos el amor en tu cerebro:
1. Pura química: Enamorarse hace que nuestro cuerpo se inunde de una enorme cantidad de neurotransmisores encargados de sentirse bien, los cuales desencadenan reacciones físicas específicas. Este elixir interno del amor es el responsable de hacer que nuestras mejillas se enrojezcan, nuestras palmas suden y nuestros corazones se aceleren», asegura Pat Mumby, codirector de la Clínica de Salud Sexual Loyola y profesor del Departamento de Psiquiatría y Neurociencias del Comportamiento de la Escuela de Medicina de la Universidad de Loyola.
Los niveles dopamina, adrenalina y noradrenalina aumentan cuando dos personas se enamoran. La dopamina crea sentimientos de euforia, mientras que la adrenalina y la noradrenalina son responsables del golpeteo del corazón, la inquietud y la preocupación general que van ligadas al amor.
Con el paso de los años aparecen las hormonas de la lealtad como la oxitocina y la prolactina.
2. Paso a paso: Hay tres fases del amor, que incluyen la lujuria, la atracción y el apego. La lujuria es una fase de hormonal impulsada por el deseo. El flujo de sangre hacia el centro del placer cerebral ocurre durante la fase de atracción, cuando tenemos sentimientos y pensamientos abrumadores de nuestra pareja. Este comportamiento se desvanece durante la fase de embargo, cuando el cuerpo desarrolla una tolerancia a los estimulantes. Las endorfinas, las hormonas vasopresina y la oxitocina también inundan el cuerpo creando una sensación general de bienestar y de seguridad.
3. Te amo con todo el cerebro: Gracias a la ciencia, sabemos el amor no está en el corazón sino en el cerebro, pero además de todos estos procesos químicos, ¿dónde ocurre realmente el amor? Para averiguarlo, investigadores de la Universidad de Concordia en 2012 se encargaron de identificar las áreas cerebrales en las cuales se produce el amor y el deseo, y cómo es que ambos se vinculan para crear una relación duradera.
Nunca se han puesto estos dos (sentimientos) juntos para ver los patrones de activación. No sabíamos qué esperar, los dos podría haber sido completamente independientes. Resulta que el amor y el deseo activan áreas específicas del cerebro pero que se relacionan entre sí», comentó Jim Pfaus, profesor de Psicología en la Universidad Concordia, miembro del Centro de Estudios de Neurobiología del Comportamiento y un coautor del estudio que se publicó en Journal of Sexual Medicine
Analizaron los resultados de 20 estudios separados sobre la actividad cerebral que tuvieron los sujetos mientras miraban imágenes eróticas o fotografías de sus seres queridos. Combinando los datos, los científicos fueron capaces de formar un mapa cerebral del amor y el deseo. En aquella ocasión, se detectó que la ínsula y el cuerpo estriado son responsables de dar seguimiento al paso del deseo sexual al amor. El amor y el deseo sexual activan diferentes áreas del cuerpo estriado.
4. ¿Amor o deseo? El área activada por el deseo sexual es impulsa normalmente por cosas que son inherentemente placenteras, como el sexo o la comida. El área activada por el amor involucra un proceso de condicionamiento, como la recompensa o el placer. Es decir, cuando el deseo sexual se convierte en amor el sentimiento se procesa en una parte distinta del cuerpo estriado. Curiosamente, esta zona del cerebro también se asocia con la adicción a las drogas, de ahí que el amor genere tanto placer y se considere como adictivo.
El amor es en realidad un hábito que se forma a partir del deseo sexual cuando este se ve recompensado. Funciona de la misma manera cuando las personas se vuelven adictas a las drogas”, explicó Pfaus.
5. No puedes sacarl@ de tu mente: Esto se debe a que el amor disminuye los niveles de serotonina, situación común en personas con trastornos obsesivo-compulsivos. Esto puede explicar por qué en las primeras etapas de una relación nos concentramos tan poco en otra cosa que no sea nuestra pareja, explica Mary Lynn, DO, codirectora de la Clínica de Salud Sexual Loyola y profesora asistente del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Loyola.
En otro estudio, realizado por la Universidad de Syracuse, encontraron que enamorarse puede provocar la misma sensación de euforia que la cocaína y además, afecta a las áreas intelectuales del cerebro.
6. El amor es ciego: Resulta que sí es una noción válida porque tendemos a idealizar a nuestra pareja y a ver sólo las cosas que queremos ver en las primeras etapas de la relación. Las personas externas a la relación pueden tener una perspectiva mucho más objetiva y racional que las personas que se encuentran involucradas. Pero el enamoramiento afecta funciones cognitivas sofisticadas, como la representación mental, las metáforas y la imagen corporal.
7. Sí hay a primera vista: Investigadores del Colegio Trinity de Dublín encontraron que el cerebro hace un juicio apresurado sobre la atracción física en cuestión de milisegundos y descubrieron que desde el primer momento de ver una cara nueva, estamos evaluando el atractivo físico. Pero es la corteza prefrontal rostromedial la que va un poco más profundo, al preguntarse rápidamente si es o no compatible contigo. En una quinta parte de un segundo lo resuelve.
8. Hay que parecerse: Las parejas a menudo comparten los mismos intereses, hablan de la misma forma y se ríen de los mismos chiste, incluso su corazón puede latir al mismo ritmo. Pero al momento de elegir pareja, solemos elegir o percibir como más atractivas a las personas que compartan rasgos con nosotros mismos.
9. El incondicional: No hablamos de tu media naranja, pasional o romántico, sino el que parte de un progenitor hacia su cría también está en el cerebro y lo regula la materia gris periacueductal. Aquí se encuentra uno de los centros de control del dolor excesivo. En los padres, sobre todo en aquellos recientes, esta zona permite que no necesiten devolución o recompensa alguna ante las manifestaciones de afecto que dan a su prole.
10. ¿Y en el desamor?: Duele tanto porque las mismas áreas cerebrales que nos dieron alegría exultante nos hunden en el abatimiento. Los neurotransmisores que en la primera fase tuvieron niveles elevados disminuyen tanto que incluso provocan efectos físicos, se eleva la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Pero las áreas de la razón y el buen juicio siguen aletargadas.
Fuente: Quo.mx